Hace algún tiempo, cuando aún me encontraba recuperándome de un fracaso amoroso, y, en un afán por poner orden a las piezas inconclusas de mis ideas, decidí abocarme a un precepto un poco "metafísico" (no se si en realidad es correcto llamarlo así), que establece que "Todo lo creado, fue antes pensado". Cómo llegué a eso, no viene al caso. No obstante, lo relevante en este momento es mencionar lo que pasó. Debido a que "todo lo creado, fue antes pensado", decidí crear, en mis pensamientos, al hombre perfecto para mí. Una descripción realista, no superficial, con todos aquellos preceptos básicos y fundamentales en mi opinión para mantener en pie una relación. Por ejemplo, yo no pedí un hombre bello o un modelo, yo solo quise, entre otras cosas, que la atracción física fuese mutua. Yo no deseaba alguien millonario, solo estable, trabajador y con visión de futuro. Lo cierto es que alguien apareció. Y no solamente apareció, lo hizo cumpliendo con cada co...