No quiero darme cuenta...
No quiero darme cuenta que el niño lindo no es en realidad el príncipe que tanto deseo; sus besos recientes han creado una expectativa irreal de lo que él y yo pudiésemos ser.
No quiero darme cuenta que él solo quiere divertirse y que cuando consiga lo que anhela, solo seré un trofeo más en sus sábanas. Yo en cambio, empiezo a creer en un interés genuino de su parte.
Si lo vemos objetivamente, mi príncipe gris aparece eventualmente, y cuando lo hace el principal motivo de la conversación es hacerme saber que me desea. Considera que el primer paso de cualquier relación es el aspecto físico.
Desaparece los fines de semana, sin dejar rastro. No contesta mensajes o llamadas. Reaparece al inicio de semana y sin que le pida explicaciones, deja colar resumidas excusas de su desaparición temporal.
Desaparece también algunas noches. Excusas tan seguidas que empiezan a ser poco creíbles.
No quiero darme cuenta que él no es para mí.... Pero debería hacerlo.
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